Tengo una historia que contarles, es sobre una paciente que tuve, como
entenderán no voy a decirles su nombre, pero la llamaremos Ana Belén.
Ana Belén y su esposo, deseaban tener un segundo bebe, ya
había pasado 4 años desde su primer parto, pero como no salía embarazada, comenzó
a asumir otros proyectos como una maestría.
Ella tenía que organizar su tiempo entre su hijo, las responsabilidades
del trabajo, la casa y la maestría; afortunadamente tenia quien la ayudara, pero recaía en ella que todo
estuviera bien en casa, su esposo trabajaba fuera de lima y solo venia los
fines de semana .
Ana Belén se esforzaba por no descuidar ninguna de sus responsabilidades,
y cuando pensó que todo estaba bajo control, ella descubre que estaba
embarazada; se había hecho realidad uno de sus sueños, darle un hermanito a su
hijo mayor pero ya se había embarcado en la maestría, solo le faltaba un año, así
que decidió continuar con la misma rutina.
El trabajo era exigente pero tenía que acomodarse de la mejor manera, lamentablemente
todo esto origino que Ana Belén sufriera
una parálisis facial, no podía controlar algunos músculos de su cara, le era
difícil comer y cerrar los ojos, ocasionándole ojo seco. La mayor preocupación
de Ana Belén no era la apariencia de su rostro, ni las incomodidades propias de
la parálisis facial, sino el bienestar de sus bebe que estaba en su vientre,
ella me decía: - “estuve sometida a mucho stress y no fui consciente de eso, mi
organismo no lo soporto y me dio parálisis
facial, tengo temor de que esto haya afectado a mi bebe”.
Es reconocido que el stress en el embarazo puede generar una
serie de complicaciones para el bebe como prematuridad, bajo peso al nacer, hiperactividad,
déficit de atención y más; pero si es intenso y por un periodo prolongado. Usualmente
usamos la denominación de stress muy ligeramente confundiéndola con la ansiedad, la angustia y otros.
Definitivamente un especialista nos ayudara a reconocer si estamos pasando por
un cuadro de stress, algunas pistas de que estamos estresadas son el cansancio
permanente, el insomnio, las contracturas musculares, el aumento de la presión
arterial, entre otros.
Para continuar la historia, Ana Belén me contacto para llevar el taller de
estimulación prenatal. Después de haber
escuchado su experiencia, me puse a reflexionar sobre las dificultades
de la vida, situaciones difíciles que pasamos todos sin excepción niños,
adultos y ancianos, pero a la vez estas situaciones nos impregnan de fortaleza
y sensibilidad. Fortaleza para no decaer frente a la adversidad y superar vallas cada vez más
altas, y sensibilidad para comprender el
dolor ajeno. Entonces, lo que sucedido con Ana Belén, fue una situación difícil para
él bebe también, pudiendo haberse convertido en su primera lección de vida, desde el vientre materno.
Ana Belén llevo los 4 últimos meses de embarazo con otra actitud, sus miedos no la dominaban y
podía visualizar a su bebe y comunicarse
con él a través de las manos, los sonidos, los movimientos y mejoro su
percepción de lo sucedido, llamando a su bebe “mi héroe” por lo fuerte que había
sido en los meses anteriores. Empezó a
enviarle mensajes positivos, a buscar espacios para disfrutarlos en familia, a
involucrar a su esposo y a su hijo en la estimulación prenatal, a ser más flexible
con sus responsabilidades, todo para lograr un ambiente adecuado para el mejor desarrollo
de su bebe, esto aunado a que en su chequeo médico no encontraban ninguna complicación, le daban
a ella y a su esposo la tranquilidad en esta dulce espera.
Una experiencia fuerte que les tocó vivir a esta familia
pero sin duda género y generara una enseñanza de vida para los protagonistas y
para quienes lean esta historia.